martes, 6 de julio de 2010

Esta nota fue escrita en mayo de 2010, en Santiago de Chile, a propósito de la realización del simposio literario "Fisuras del Fin del Mundo - Narrativa weird en Latinoamerica", que fue organizado por la Pontificia Universidad Católica de ese país, en conjunto con Washington University in Saint Louis, y contó con la participación de los escritores Edmundo Paz Soldán, Alberto Fuguet, Alvaro Bisama, Jorge Baradit y Francisco Ortega. Fue publicada en el diario boliviano Página Siete, en junio de 2010.





Edmundo Paz Soldán

“Podría decirse que literatura weird también es Borges”

Debe ser la expectación. Es el simposio sobre Narrativa Weird en Latinoamérica y me parece que camino a tientas en el bosque tupido y umbroso de las palabras. La sala no es grande, pero está abarrotada. La luz de la mañana vulnera las persianas cerradas y el ambiente es casi acogedor. Se inaugura el evento, llegamos al claro.

Se dice de la narrativa weird que es el conjunto de textos, que profusos han emanado de la creativa de ciertos autores sin sujetarse a un género en particular, pero que reflejan una fuerte influencia de la ciencia ficción, el terror y lo fantástico. También del cine, el cómic, la televisión y los videojuegos.

Ahí, en ese todavía difuso territorio, deambula la obra de los escritores Cesar Aira, Ricardo Piglia, Rodrigo Fresán y Guadalupe Nettel. La corriente tiene larga data y el simposio se ocupa de debatir, argumentar y contraargumentar sobre el concepto weird en la Latinoamérica de hoy, dice el escritor argentino estadounidense Mike Wilson, autor de “El Púgil” y “Zombie”, novelas que también se inscriben –más recientemente- dentro de la narrativa de la extrañeza.

Así, cuando Andrew Brown, académico y director de Estudios de la Facultad de Literatura de Washington University de Saint Louis, refiere que los textos literarios incluyen alusiones constantes a otros géneros, desentraña un antiguo texto de Edmundo Paz Soldán, publicado en su blog Río Fugitivo, a su vez inspirado en el inmarcesible cuento de Julio Cortázar, La Casa Tomada, y que se acoge a los párrafos de una canción de Ryan Adams.

Y eso, dice Brown, es el mash-up literario que asoma como una tendencia en la narrativa reciente. Enuncia una nueva forma de enfrentar la literatura añadiendo el Internet para conformar nuevas mezclas y sampleos (entendiéndolo como muestras), expandiendo el concepto del texto del papel a la pantalla y enriqueciendo el momento de la lectura.

En el encuentro, el escritor boliviano ha sido aludido por sus novelas Sueños Digitales (2000) y El Delirio de Turing (2003). “Están marcadas por el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana y me interesaba registrar ese cambio en los individuos y las sociedades, como una reflexión ética sobre el tema. Soy un escritor que viene de una tradición más realista, y estas novelas, que están cruzadas con hackers, photoshop; tienen ese tipo de reflexión que encaja muy bien con el tema del simposio”.

Además, Paz Soldán ha participado en un coloquio y una mesa redonda sobre los espacios y la ficción weird. “Hay muchos autores chilenos que están escribiendo con influencias muy cruzadas con la cultura pop. Este tipo de literatura, que está siempre en los márgenes, aquí en Chile ocupa un lugar muy central. No así en Bolivia, donde la mayoría de los escritores trabaja en una corriente más realista, en el mejor sentido de la palabra. Las nuevas generaciones como Rodrigo Asbún, Max Barrientos, Wilmer Urrelo, Giovanna Rivero, se inscriben dentro de una tradición más realista”, explica Edmundo.

Nada es necesariamente nuevo en literatura. “En la definición de weird, como la entendieron los organizadores del simposio, es un tipo de literatura realista que está cruzada por influencias que no tan realistas. Pero así también podría decirse que literatura weird también es Borges”, aclara Paz Soldán. Igualmente se pueden descubrir innumerables mash-ups en los escritos de Cortázar que van y viene del jazz, o en Hemingway, que se inspiraba en los lienzos de Monet.

Según los organizadores del simposio, el realismo literario en América Latina se ha agrietado y esas fisuras han dejado escapar estos textos diversos. El afán entonces es legitimar el espacio al que se acogen. Y es que, providencialmente, el denso bosque de la palabra es inmenso y profundo.

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